Sylvia
quiso que el Coloso (era papá) de este poema titulase el libro “nuevo” de
poesía que estaba empezando, que lo encabezase.[1] The Colossus and Other Poems fue el
título del poemario publicado por Heinemann en Londres, el 31 de octubre de
1960.
<<El
Coloso>>[2]
(1959)
“Nunca terminaré de componerte del todo,
cada pieza en su sitio, tus partes
encoladas, ensambladas como toca.
Rebuznos de asno, gruñidos de gorrino y
lascivos quiquiriquís
escapan de tus enormes labios.
Es peor que un corral.
Quizás te consideres a ti mismo un
oráculo,
vocero de los muertos, o de este o aquel
dios.
Treinta años llevo ya trabajando
para dragar la ciénaga de tu garganta.
No he aprendido nada.
Subiendo por pequeñas escaleras con
tarros de cola y pozales de lisol
me arrastro como una hormiga enlutada
sobre los acres cubiertos de maleza de
tu frente
para reparar las placas inmensas de tu
cráneo y desbrozar
los túmulos calvos, blancos de tus ojos.
Un cielo azul arrancado de la Orestíada
se arquea sobre nosotros. Oh,
padre, así, completamente solo,
eres tan meduloso e histórico como el
Foro Romano.
Saco mi almuerzo en una colina de
cipreses negros.
Tus estriados huesos y tu cabellera de acanto se esparcen
con su anarquía antigua hasta la línea del horizonte.
Haría falta mucho más que un rayo
para crear semejante ruina.
Las noches las paso acuclillada en la
cornucopia
de tu oído izquierdo, resguardándome del
viento,
contando las estrellas rojas y las de
color de ciruela.
El sol amanece bajo el pilar de tu
lengua.
Mis horas están desposadas con la
sombra.
No me detengo ya a ver si oigo el
raspado de una quilla
contra las piedras desgastadas del
embarcadero.”
Su
padre es una estatua gigantesca, arruinada. Sylvia es su celadora. Vive en él,
rearmándolo, aseándolo. Y muy atenta a lo que dice (pero no entiende nada). Es,
también, Sylvia, segunda Ariadna. Teseo (papá) la ha abandonado en una playa.
Nadie va a venir a rescatarla.
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