domingo, 7 de abril de 2013

23. d. La pequeña Sylvia




        Ted Hughes relata en tres poemas la peligrosa añoranza de Sylvia por su niñez.

<<Tótem>>[1]

        Para guardarte de él (fuera lo que fuera) o para atraerlo
        pintabas corazoncitos en todas las cosas.
        No tenías otro logo.
        Era tu objeto sagrado.
        A veces pintabas a su alrededor la guirnalda
        de flores de una niña de ocho años, con sus hojas verdes y sus pétalos amarillos.
        A veces, en un lado, el azulejo de una niña de ocho años.
        Pero sobre todo corazones. O un simple corazón rojo.

        Aquellos corazones formaban…

…la máscara vacía
        de tu Genio.
        La máscara
        de uno que al abrir los brazos para envolverte en ellos
        te devoró.

        Los corazoncitos que pintabas en todas las cosas
        han quedado, como el rastro de tu pánico.
        Las salpicaduras de una herida.

        El rastro
        del que te atrapó y te devoró.

        ¿Era papá, otra vez, el genio enmascarado para el que Sylvia pintaba corazoncitos con la mano y el talento de una niña de ocho años? ¿El Genio que se la comió? Con ellos lo espantaba, con ellos lo llamaba, lo reclamaba. Con ellos trataba de tener de nuevo y para siempre (que papá aún vivía) ocho años.

En <<Que Dios ayude al lobo al que los perros no ladran>>[2] Ted Hughes cuenta cómo Sylvia, cuando tenía ocho años, había bailado para su padre, enfermo y rabioso, “en la casa de la ira”, como dándole cuerda, para que no se le muriese. Bailaba aún, y lloraba sin hacer ruido, “como quien busca a alguien que se está ahogando / en aguas oscuras”.

        En <<Calle Eltisley, 55>>[3] Ted Hughes describe a Sylvia mirando en una bola de cristal. Allí podía verse el pasado (las felices navidades de Sylvia, de pequeña, en Nueva Inglaterra, con papá y mamá) y, en la misma escena, el futuro, cargado de muerte y desventuras.


[1] <<Totem>>. Ted Hughes, Birthday Letters, pp. 163 – 164.
[2] <<God Help the Wolf after Whom the Dogs Do Not Bark>>. Ted Hughes, Birthday Letters, pp. 26 – 27.
[3] <<55 Eltisley>>. Ted Hughes, en Birthday Letters, pp. 49 – 50.

No hay comentarios:

Publicar un comentario