***
Sylvia
había buscado acabarse otras veces:
“Morir
es un arte, como cualquier otra cosa.
Yo lo hago excepcionalmente bien.”[1]
Mujeres
de su oficio se ocuparon de la muerte de Sylvia, asociándola a su escritura, a
mares interiores, a “una cosa oscura”, al nombre
de su padre.
***
“Nos
conocimos porque éramos poetas. Nos conocimos, no por una cuestión de
protocolo, sino porque buscábamos la verdad [but for truth].”[2]
“Sostenidas
así en equilibrio, las suicidas a veces se conocen…”[3]
“Sylvia and I, such
sleep mongers, such death mongers…”
Eran, Sylvia Plath y Anne Sexton, traficantes de sueño, traficantes de muerte.
Las dos se veían atraídas por el suicidio, “como las mariposas nocturnas a una
bombilla. ¡Libábamos en él!”[4] Con
el suyo, Sylvia había “venido a casa”[5], la
había adelantado.[6]
Anne Sexton, que la
conoció y la quiso, y fue, con ella, novia de la Muerte, la llora (“Ay, Sylvia,
Sylvia…”), algo celosa, y dice:
“¿Qué es tu muerte
sino una vieja pertenencia,
un topo que se ha caído
de uno de tus poemas?”[7]
***
En “el país de
Sylvia” que titula la elegía Erica Jong sabe…
“…el mar, la lluvia,
y la muerte, que forma rima imperfecta
con el nombre de su padre.[8]
Obsceno
monosílabo,
se
detiene un poco
sobre
el tejado
de
la casa de la boca.
(…)
Pensaron
que tu muerte
fue
tu último poema:
un
libro negro
con
las portadas estampadas en oro
&
páginas del color de la ceniza.
Pero
a mí no me lo pareció:
sé
que la locura
no
cree
en
la metáfora.
Cuando
empezaste a sentir
la
deriva de los continentes
bajo
tus pies,
la
succión del mar,
&
cada
átomo
del aire envenenado,
perdiste
el
lujo de la sonrisa…
Sylvia fue, en su hora última,
“Ondina, Ariel, / y, finalmente, nadie…”
“¿qué
podíamos decirte
después
de que te arrojaras al mar de tus adentros
&
fueras engullida
por tus poemas?”[9]
***
El
poema de Elaine Connell, <<Una quimera para Sylvia>>, termina así:
“Tendida en el piso frígido, plano,
aterrorizada por una cosa oscura que
dormía dentro de ti,
abrumada por la malicia incalculable de
lo cotidiano,
habitada por un grito, ‘¡He acabado!’,
escupiste.
Aniquilaste la década, disolviste tu
antiguo ser,
desataste tus penas, caíste
M
U
C
H
O
T
R
E
C
H
O
¿Has regresado? ¿Perfecta?”[10]
[1]
<<Lady Lazarus>>. Sylvia
Plath, Collected Poems, pp. 244 –
247.
[2]
Anne Sexton, <<The Bar Fly Ought to Sing>> (<<El mosquito de
taberna debería volar>>), Tri
Quarterly 7 (otoño de 1966). En Anne Sexton, No Evil Star…, p. 6.
[3]
Anne Sexton, <<Wanting to Die>> (<<Queriendo morir>>).
3 de febrero de 1964. En Live or Die
(1966). En Anne Sexton, Complete Poems,
pp. 142 – 143.
[4]
Anne Sexton, <<The Bar Fly Ought to Sing>> (<<El mosquito de
taberna debería volar>>), Tri
Quarterly 7 (otoño de 1966). En Anne Sexton, No Evil Star…, pp. 6 – 13.
[5]
Anne Sexton al Dr. Orne. Cinta grabada en la sesión del 7 de marzo de 1966. En
Diane Wood Middlebrook, Anne Sexton: A
Biography, p. 199.
[6]
Diane Wood Middlebrook, Anne Sexton: A
Biography, p. 201.
[7]
Anne Sexton, <<Muerte de Sylvia>> (<<Sylvia’s Death>>).
En Live or Die (1966). En Anne
Sexton, Complete Poems, pp. 126 –
128.
[8]
Quiere decir, con su apellido: “Death” / “Plath”.
[9]
Erica Jong, <<In Sylvia Plath Country>>. En Erica Jong, Fruits and Vegetables, 1971.
[10]
Elaine Connell,
<<A Chimera for Sylvia>>. En Poppies
and Other Poems (Amapolas y otros
poemas) (2001).
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