domingo, 7 de abril de 2013

23. e. Ted like Daddy (Ted as Daddy)




En sus cartas[1] y en sus diarios[2] (y hasta en sus sueños) Sylvia Plath unimismó a Ted Hughes con Otto Plath. En <<Papá>>[3], uno de los poemas más sabidos de Sylvia Plath, ella acusa a Ted de haberla engañado, haciéndose pasar por su padre. Cuando rompió con su marido, abandonaba, con él, a su padre, se libraba de su sombra.

Ted Hughes lo comprendió. En <<Calle Rugby, 18>>[4] repite (lo ha escrito en otros lugares) que en lo suyo con Sylvia las suertes estaban echadas. Apunta que el primer día que Ted y Sylvia se tuvieron, en un hotel de Londres, fue estrellado, bien y mal hadado, “el 13 de abril, el cumpleaños de tu padre”, y viernes encima. Empezaban su historia de amor con el pie malo de su padre.

        <Un vestido de lana rosa>>[5] cuenta el día de su boda. Sylvia estaba “transfigurada”. “Temblabas, llorabas de alegría, estabas en el fondo del océano / rebosante de Dios.” Para Erika Wagner[6], estos versos apuntan con ironía y amor al “saco lleno de Dios” con “la cabeza en el caprichoso Atlántico” con la cual Sylvia retrata a Otto Plath en <<Papá>> (<<Daddy>>). Se está desposando Sylvia, entonces, también con su padre.

        En <<El inquilino>>[7] salen otra vez Ted y Sylvia endemoniados. Otto hacía y deshacía por ellos, en su lugar. Él armaba la colmena, y no Ted. Él escribía aquellas cosas tremendas, y no Sylvia.

Era Ted, el hombre del abrigo negro asomado al mar. Pero Sylvia, que hacía poco había ido al cementerio a visitarlo, vio a su padre, y escribió para él “el único poema ‘de amor’ de [su] libro”, <<El hombre de negro>>[8]. Ted Hughes, viéndose así mezclado y confundido, respondió con este otro poema, <<El abrigo negro>>[9]. Allí el padre de Sylvia, “muerto”, sale “arrastrándose” del mar y se mete dentro de Ted. El espíritu de Otto Plath se ha apoderado de él, lo posee.

El sacrificio (la “expiación”) se consuma en <<Inmolación>>[10]. Lo oficia Ted, en el nombre del padre, en su “mito nuevo”. Sylvia era “una novia niña / sobre una pira”. “Y yo era tu marido / haciendo la parte de tu padre.”

Por fin, en <<Una fotografía de Otto>>[11]  Hughes se ha reconciliado con Otto Plath. Ya no es el padre de Sylvia una presencia o ausencia horrorosa. Viéndose tan igualado a él, tan enmarañado en lo suyo, lo comprende mejor. Entiende que sujete aún a su hija, que se sujete a ella. Ted iba buscando a Sylvia, y la ha encontrado en el túnel de una mina, su panteón familiar, durmiendo “con su alemán” en íntima soledad.
       
        Estás ahí, de pie, en la pizarra: ministro
        luterano frustrado. Tu idea
        del Cielo y de la Tierra y del Infierno radicalmente
        modificada por la comuna de abejas melíferas.

        Sería una sorpresa enorme, para uno que tiene tu prusiana espina dorsal,
        conjurado a través de la poesía,
        verte tan enredado conmigo…”


[1] Sylvia Plath, cartas a su madre del 29 – XI – 1956 (Sylvia Plath, Letters Home, 289) y del 25 – II – 1953 (Sylvia Plath, Letters Home, p. 104).
[2] <<Notas sobre las visitas a RB>>, 27 – XII – 1958 (Plath, 2000: 447); Sylvia Plath, The Journals…, 22 – I – 1953, p. 163; 26 – II – 1956, pp. 211 – 212; 5 – III – 1958, p. 346.
[3] <<Daddy>>. Sylvia Plath, Collected Poems, pp. 222 – 224.
[4] <<18 Rugby Street>>. Ted Hughes, en Birthday Letters, pp. 20 – 24.
[5] <<A Pink Wool Knitted dress>>. Ted Hughes, en Birthday Letters, pp. 34 – 35.
[6] Erica Wagner, Ariel’s Gift, p. 70.
[7] <<The Lodger>>. Ted Hughes, en Birthday Letters, pp. 124 – 126.
[8] <<The Man in Black>>.
[9] <<Black Coat>>. Ted Hughes, en Birthday Letters, pp. 102 – 103.
[10] <<Suttee>>. Ted Hughes, en Birthday Letters, pp. 147 – 149.
[11] <<A Picture of Otto>>. Ted Hughes, en Birthday Letters, p. 193.

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