lunes, 8 de abril de 2013

16. "All the Dead Dears"




        En <<Todos tus muertos queridos>>[1] (1957) Sylvia se querella contra los muertos que “se agarran a nosotros (…) como lapas”.

        “…Desde el espejo cuya cara posterior es de mercurio
        madre, la abuela, y la bisabuela
        alargan sus manos de bruja para arrastrarme dentro,
        y una imagen asoma bajo la superficie del estanque
        en el que cayó el tonto de mi padre:
        los gansos, con sus patas anaranjadas, removían sus cabellos…

        Todos ésos a quienes quisimos, y se fueron hace tanto tiempo: ellos
        vuelven, sin embargo, enseguida,
        enseguida: en un velatorio, en una boda,
        en un bautizo, en una barbacoa familiar:
        el tacto, el sabor, el perfume de esto o de aquello,
        y los forajidos vienen cabalgando a casa,

        y al santuario: apoderándose del sillón
        entre el tic
        y el tac del reloj, hasta que nos vayamos,
        nosotros, Gulliveres piratas,
        confundidos por nuestros fantasmas, a yacer
        con ellos y echar raíces mientras mecen las cunas.

        Los fantasmas se quedan para asombrarnos continuamente. El de su padre, en éste, se ha ahogado en un estanque.


[1] <<All the Dead Dears>>, en Sylvia Plath, Collected Poems, pp. 70 – 71.

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