domingo, 7 de abril de 2013

23. g. Sylvia busca a papá en el otro lado




<<El parque del niño>>[1] comienza con este verso: “¿Qué significaban para ti, las azaleas?” Sylvia escribió <<Electra en el Camino de las Azaleas>> después de visitar por primera vez la tumba de su padre en el cementerio de Winthrop. Eran flores, pues, tristes, fúnebres. Había cogido un ramo, lo había colocado sobre la tumba. “No tenías miedo / de encontrarte con tu padre, / de que se cumpliera su Palabra, allí, en el centro del núcleo.” Sylvia acudió brava al otro lado (que estaba ahí mismo), a su Cielo (a su Infierno), para encontrarse con su padre y “que se cumpliera su Palabra”. Lo que ordenaba la Palabra del padre era una boda violenta y una resurrección.

        Muy parecido es lo que ocurre en <<Sétebos>>[2]. En el laberinto original, el de Creta, Ted oyó un bramido, el del Minotauro, no, el del rey Minos, “alias Otto”.

                 ¿Qué obra
        estábamos representando? Demasiado tarde para encontrarte
        y llegar a mi nave. La luna, arrancada de su atracadero,
        era sacudida por una tempestad.

        El monstruo recibe a Sylvia. Pero ahora es “un toro de bronce”, Baal, que exige su sacrificio, que encierren a su hija en sus entrañas y los echen al fuego. Ted, segundo Teseo, no sabe rescatar a Sylvia (que hace la parte de Ariadna).

        En <<Un sueño>>[3] Sylvia recibe una carta (la saca de su ataúd, “extraño buzón”).

                 Era
        una carta de tu papá. ‘Estoy en casa.
        ¿Puedo quedarme con vosotros?’
        (…)
                 …Como una monja
        cuidaste de lo que quedaba de tu papá.

        En <<Ser como el Cristo>>[4] el padre de Sylvia era su único dios: cualquier otro le parecía “falso”. Caminaba en el amor de su padre.

                 “…Tú querías
        estar con tu padre
        dondequiera que se encontrase. Y tu cuerpo
        obstaculizaba tu paso. Y tu familia
        carne de tu carne, sangre de tu sangre,
lo estorbaba…

Porque amaba a su padre odiaba a su madre (otra vez el complejo de Electra), que se interponía entre los dos. Porque su padre estaba muerto, sólo en la muerte supo Sylvia encontrarse a solas con él.



[1] <<Child’s Park>>. Ted Hughes, en Birthday Letters, pp. 69 – 70.
[2] <<Setebos>>. Ted Hughes, en Birthday Letters, pp. 132 – 133.
[3] <<A Dream>>. Ted Hughes, en Birthday Letters, pp. 118 – 119.
[4] <<Being Christlike>>. Ted Hughes, en Birthday Letters, p. 153.

No hay comentarios:

Publicar un comentario